Incongruencias femeninas: cuando decimos una cosa pero vivimos otra

Hola, hola..!!
Como mujeres, muchas veces vivimos divididas entre lo que sentimos y lo que mostramos, entre lo que deseamos y lo que hacemos. No es que seamos incoherentes por naturaleza, es que llevamos generaciones cargando expectativas ajenas, roles impuestos y exigencias internas que nos alejan de nuestra verdad. Hoy quiero hablarte de eso… y de cómo volver a la congruencia con amor.
¿Qué son las incongruencias femeninas?
Son esos momentos donde dices “estoy bien” pero por dentro te estás desmoronando. O cuando predicas el autocuidado pero nunca te das el tiempo. Cuando buscas relaciones sanas pero te quedas en vínculos que drenan. Son pequeñas grietas entre lo que tu alma sabe y lo que tu cuerpo hace… y duelen.
¿Por qué caemos en estas incongruencias?
Porque hemos aprendido a complacer antes que a elegir. Porque nos enseñaron que ser “buena mujer” es adaptarse, sacrificarse, quedar bien. Porque a veces es más cómodo mantener la fachada que enfrentar lo que de verdad queremos cambiar. Pero ese costo emocional, físico y espiritual, tarde o temprano, se manifiesta.
El camino de regreso a la congruencia:
Volver a ti no requiere perfección, solo honestidad. Aquí algunas claves:
Autoescucha radical: siente lo que sientes, sin juzgarte.
Actúa desde tu verdad: aunque incomode, aunque rompa esquemas.
Journaling o escritura terapéutica: escribe lo que no te animas a decir en voz alta.
Rodéate de mujeres que se atreven: la congruencia también se contagia.
Dite la verdad con amor: porque no necesitas exigirte más, solo alinearte contigo.
La congruencia no es rigidez, es libertad. Es sentir que lo que piensas, lo que haces y lo que dices… se abrazan. No llegas ahí de golpe, llegas paso a paso. Pero cada vez que te eliges, te escuchas y te respetas, estás construyendo una vida que sí se parece a ti.
Recuerda que tu eres la protagonista de tu propia vida.